EL CORAZÓN DEL LOBO
22 Mayo 2013
Nos guían. Nos teledirigen. Nos encauzan. Nos manipulan.
Come esto, bebe aquello, compra lo otro, vacaciona aquí. Acaban de publicar la
última basurilla folletinesca de un tipo megaventas con aire de sepia pasmada y
el reclamo abruma: "Un millón de ejemplares lanzados para la primera
edición." Se conoce que el gigantismo vende, de ahí que nos apabullen con
semejantes cifras.
Pero, amigo lector, si me permites, en ocasiones interesa
salirse del camino trazado y descubrir joyas que merecen nuestra atención. Nos
somos replicantes y nuestro paladar no siempre se colma con hamburguesas
aceitosas. En estas últimas semanas he disfrutado como un bellaco leyendo dos
novelas, "El corazón del Lobo", de Rafael Soler, y "Memento
Mori", de César Pérez Gellida. La primera cumple treinta años y lo
celebran reeditándola. Me la perdí en su momento y la he devorado ahora con una
urgencia de peligro atómico que me mantuvo atribulado y exhausto. Mientras la
leía sentía como si me apuntasen con una automática de grueso calibre porque el
verbo de Soler deslumbra y provoca un rugir de meninges tremendo. Qué
maravilla, leer algo mientras parece que el frío cañón de un arma presiona
contra tu nuca. Y con "Memento Mori" he descubierto un novelón
criminal de los que nunca se escriben en este país. Uno de los protagonistas,
un asesino en serie, podría proyectar su mirada contra los ojos de mismísimo
Hannibal Lecter, ese coloso inmortal, y no pestañearía. Literatura made in
Spain de alto voltaje. Palabras escritas con entrañas y fundamento que nos
sacuden el alma y nos reconcilian con el mundo gracias a una prosa venenosa que
se incrusta en nuestras venas. Me temo que no venderán un millón de ejemplares,
ni medio, pero, amigo lector, si te atreves, escapa de lo trillado, hinca el
diente en estos solomillos y luego me cuentas.
Ramón Palomar
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